Buenos días pequeña.
Esta mañana me he levantado como cada día pensando en tí. No se muy bien como te irá, supongo o intento imaginar que bien, porque realmente no lo se. Se que allí donde estés estás bien, es pura intuición. Al principio no te haces a la idea de que ya no estás, o simplemente no vas a poder volver a ver sus pequeños ojos, o simplemente cogerla y agarrarla de su pequeña mano, con el tiempo te vas dando cuenta de que esto es verdad, aunque siempre queda la esperanza de que todo sea una pequeña broma, una pequeña ilusión de volver a tenerte, pero realmente sabes que no es así. Me hubiera encantado paralizar el tiempo en aquellos meses a tu lado, está claro, hubiera dado mi vida por estar contigo. Todo el mundo se empeña en decirte que pase lo que pase ella seguirá ahí contigo, pero tú te paras a pensar, ¿acaso alguien duda que fuera asi? Yo se que ella está aquí, se que tiene la mitad de mi vida, y la mitad de mi corazón, y se que la promesa que me hizo con su última mirada fue que pasara lo que pasara fuera fuerte, que nos volveriamos a ver, y volveriamos a estar juntas, y esa vez sería la definitiva, esa vez sería para siempre. Es como si cada noche necesitaras que ella te diga, tranquila, todo va a ir bien. Cada vez que me acuerdo de ti es como si hubieras dejado una ristra de sueños por cumplir, y un montón de metas por alcanzar, como si te lo hubieran arrebatado todo de repente. Yo te hago una promesa, la misma que me hiciste tú, prometo estar a tu lado cada día a cada instante y acordarme de ti siempre, como lo hago hasta hoy, y prometo darte la mayor felicidad, y es que cuando volvamos a vernos se que será eterno. Dicen que las despedidas producen grandes reencuentros, yo jamás pensé que pudiera haber habido una despedida tan dura, pero estoy segura de que el reencuentro será INFINITO.
Andrea,#